¿Necesitamos redefinir la Seguridad de Procesos?

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La crisis del COVID-19 ha demostrado claramente lo vulnerable que es la humanidad a los nuevos microorganismos infecciosos y está provocando una seria reflexión sobre cómo podemos prepararnos y responder mejor a este tipo de amenaza. La seguridad de los procesos, desarrollada originalmente para abordar y mitigar los riesgos relacionados con los materiales peligrosos y las fuentes de energía en un contexto industrial, puede resultar útil también contra los agentes biológicos, especialmente a medida que la biofabricación amplía sus aplicaciones más allá de su nicho tradicional. Ante los nuevos retos, el marco de la seguridad de los procesos es lo suficientemente robusto como para acomodar las modificaciones necesarias y hacer frente a los riesgos emergentes.

Si decidimos ampliar la definición de seguridad de los procesos para incluir una referencia a los riesgos relacionados con la biofabricación, ¿qué cambios se producirán en la seguridad de los procesos? En particular, ¿qué aspectos de las prácticas actuales tendrán que complementarse o modificarse?

Las circunstancias actuales nos han hecho tomar conciencia de la necesidad de afrontar un riesgo creciente. Las nuevas tecnologías de bioingeniería se aplican cada vez más a la fabricación de toda una serie de productos, incluso más allá de los alimentos y los productos farmacéuticos. Los microorganismos modificados genéticamente también se dispersan a propósito en el medio ambiente para ayudar a limpiar los vertidos químicos o de petróleo. Al mismo tiempo, la pandemia de COVID-19 está demostrando que la exposición humana a nuevos microorganismos (incluidos los modificados genéticamente) puede convertirse en una catástrofe mundial de consecuencias sin precedentes.

Sin embargo, debemos recordar que el riesgo de exposición a nuevos peligros siempre ha existido. De hecho, el ser humano desarrolló la seguridad de los procesos como una forma de identificar, evaluar y gestionar los riesgos causados por materiales peligrosos, ya sea por sustancias conocidas como polvos inflamables (azúcar, harina) o por las relacionadas con reacciones químicas industriales peligrosas y nuevos productos químicos. La gestión del riesgo a través de medios tecnológicos y organizativos es el ámbito de la seguridad de los procesos.

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