La importancia de la reducción de plásticos en la Seguridad de Procesos
Se estima que la producción acumulada de plásticos desde 1950 hasta 2015 es de unos 8.300 millones de toneladas. De esos, un 30% (2.500 millones de toneladas) estaba todavía en uso en 2015, y un 14% (1.200 millones de toneladas) se había gestionado de alguna forma (reciclaje o incineración) después de completar su vida útil.
La mayor parte del plástico producido (un 55%, equivalente a 4.600 millones de toneladas) se descartó después de utilizarlo terminando, en el mejor de los casos, en un vertedero controlado. En el peor escenario, este plástico ha terminado incorporándose al medio ambiente terrestre (vertederos incontrolados) o al marino, dando lugar a fenómenos tan desafortunados como la Gran Isla de Basura del Océano Pacífico.
Obviamente, una situación como esta es insostenible incluso a corto plazo, lo que está provocando una creciente presión de sociedades ambientalistas y de las propias comunidades sobre los industriales y los agentes reguladores. Esta presión se traducirá, sin duda en una mayor gestión de los plásticos, de acuerdo con una de las estrategias siguientes:
- Supresión del uso de plástico en determinadas aplicaciones, sin sustituirlo por ninguna otra materia (por ejemplo, ¿realmente necesitamos que las magdalenas vengan envueltas en fundas de plástico individuales?).
- Sustitución del uso de plásticos por otras materias (papel, materiales fácilmente biodegradables…).
- Reciclaje de plásticos una vez han concluido su vida útil, para su reutilización. Debe destacarse que la oportunidad de mejora es amplísima en esta área, dado que únicamente 100.000 toneladas de plástico, equivalentes a un 1,2% de la producción total entre 1950 y 2015 se ha reciclado y sigue en uso.
DEKRA ha analizado el posible impacto de cada una de estas estrategias sobre la seguridad de procesos. Aprovechemos para recordar aquí que la seguridad de procesos es la disciplina que persigue minimizar el riesgo de accidentes que involucran la liberación no controlada de materias peligrosas o fuentes de energía. Si tenemos en cuenta que una de las principales materias primas para la producción de plásticos es el petróleo, y que en todo el proceso de fabricación se manejan cantidades ingentes de materias inflamables o tóxicas, la implicación de la seguridad de procesos es obvia.
De forma muy simplificada, DEKRA ha estimado que por cada ochocientas treinta toneladas de plástico no consumido se evitará una muerte prematura accidental (incendio, explosión, fuga tóxica…); desde luego, se trata de un argumento adicional de peso para promover la reducción de plásticos. El impacto de las otras dos estrategias es menos claro, dado que todavía existen numerosas incertidumbres acerca, por ejemplo, de los materiales de sustitución y sus procesos de producción, o bien de las tecnologías de reciclaje. En todo caso, lo que está claro es que los nuevos materiales y tecnologías representarán nuevos desafíos para la comunidad de la seguridad de procesos.
Desde luego, DEKRA acompañará estos desarrollos ofreciendo, como viene haciendo desde las últimas décadas, sus laboratorios y el conocimiento de sus expertos para contribuir a minimizar los riesgos de los nuevos productos y tecnologías.